Cada vez que yo leía sobre las palabras de Jesús a este hombre: joven y rico, yo quería salir corriendo, ¡huir! “¿Qué me va a pedir Jesús a mí? ¡Terrible!”, me decía, “¡Dios es un Dios que demanda cosas grandes!” Esto era lo que muchas veces pensaba, pero nunca lo exteriorice, solo me atrevía a pensarlo… “aun te falta una cosa” le dijo Jesús a este joven y estas palabras sonaban duras y realmente me aterrorizaban, ¿qué tal que a mí me falte una cosa?
Las palabras de Jesús: “Vende todo, ven y sígueme” me acobardaban y estoy hablando de la época en cuanto vivía en Colombia, cuando era estudiante, no tenía dinero, no tenía nada a mi nombre :) interesante, ¿verdad? Hoy esta historia me recuerda a alguien a quien amo mucho. Me recuerda la historia y el día en particular que fui a buscar a mi hija Julia al orfanato. Ese día, recuerdo, yo estaba feliz porque finalmente era mi hija, ya había firmado todos los papeles, (en Ruso, en Ingles), ya tenía todos los derechos sobre ella, era mi hija, solo que todavía estábamos en Rusia y ella estaba aun en el orfanato, pero este precioso día, ¡era el día de su salida!
Y ella tenía razón, ella dejo todo atrás, es más, la desnudamos para luego vestirla con ropas nuevas.
Le llamamos riqueza a lo que nos esclaviza y nos ponemos triste cuando Dios nos lo quiere cambiar por “tesoros en el cielo”
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